sábado, 11 de abril de 2015

La trascendencia de Teresa Claramunt para el movimiento anarcofeminista

El anarcofeminismo es una categoría que sintetiza las demandas libertarias del feminismo con los postulados históricos del anarquismo. Dentro de lo considerado anarcofeminismo existen diferentes tendencias y visiones que se nutren y dialogan en la tarea de señalar y superar la condición doblemente oprimida de la mujer, tanto en las relaciones interpersonales patriarcales como por la explotación capitalista. Las primeras anarcofeministas (fines Siglo XIX), no se consideraban como tales, la categoría anarcofeminismo surgió con posterioridad, (en el último tercio del Siglo XX), como una forma de visibilizar las teorías, sujetos y prácticas por la emancipación femenina desde el anarquismo. En pocas palabras, podríamos decir que el anarcofeminismo es la ética anarquista expresada en el feminismo; es el feminismo contra toda forma de dominación, sea del patriarcado, el Estado, la iglesia o el capitalismo. Las anarcofeministas defienden que no puede existir construcción libertaria sin la asimilación de los principios feministas. De igual modo, una sociedad feminista demandaría para su nacimiento y sostén, el abrazo a los principios libertarios del anarquismo.

Tanto el feminismo como el anarquismo nacen y se desarrollan simultáneamente en contextos de lucha de clases. Ambas tendencias surgen como una crítica al nuevo orden del capitalismo y el Estado liberal. Frente a las revoluciones burguesas del siglo XVIII, el anarquismo gritó: ¡Esta revolución es de los capitalistas y no la del proletariado y las clases oprimidas! En una reflexión similar, el feminismo nos explicó que la emancipación política de la burguesía otorgó mayores privilegios a los hombres, sobre todo a los hombres burgueses, y sometió a las mujeres a la exclusión  del hogar y al patriarcado salarial1, dominación económica y política que afectó con mayor fuerza a las mujeres de las clases obreras y campesinas. Dentro de las exponentes más importantes del feminismo anarquista destacan activistas como las estadounidenses Emma Goldman y Voltairine de Cleyre, la francesa Louise Michel, la argentina Virginia Bolten, y en la región ibérica, compañeras como Teresa Mañé ―también conocida con el seudónimo de Soledad Gustavo― y Teresa Claramunt, de quien hablaremos en esta ocasión.

Teresa Claramunt nació en el seno de una familia de clase obrera, el 4 de junio de 1862 en Sabadell, una ciudad ubicada a 27 kilómetros al interior de Barcelona y que para la época presentaba un fuerte crecimiento textil-industrial. Durante sus primeros años de vida, Teresa se mudó a Huesca, pero volvió a su ciudad natal en 1875 2. Desde los 10 años trabajó en un taller junto a su padre, y desde los 13 en una fábrica textil3. En 1883 y con tan solo 21 años, participó en la «huelga de las siete semanas», un conflicto que exigía la reducción de la jornada laboral a diez horas diarias4. Un año más tarde, el 26 de Octubre de 1884, fundó junto a otras obreras la organización «Sección Varia de Trabajadoras anárquico-colectivista de Sabadell», núcleo revolucionario que abogaba por el colectivismo anarquista, que definían como “el trabajo en común, la propiedad colectiva de la tierra y de todos los instrumentos del trabajo y recibir o consumir cada persona tanto como produzca”5. Entre los fines de la organización se contemplaba la reivindicación feminista de “coadyuvar a la emancipación de los seres de ambos sexos”6. En esta organización, Teresa Claramunt propuso, consciente de la importancia de la formación política integral, la necesidad de la educación libertaria entre las obreras y los barrios populares de Sabadell7.

Teresa Claramunt también fue precursora de organizaciones feministas no mixtas. Junto a la anticlerical Ángeles López de Ayala y la espiritista Amalia Domingo Soler, fundó en 1889, la primera organización feminista de España, creada por y para mujeres: «La Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona», organización que desarrolló prácticas educativas orientadas en los valores anticlericales y libertarios. En el seno de dicha organización, que perduró hasta 1892 y contó con una escuela nocturna de enseñanza laica, se desarrollaron veladas instructivas, conferencias y actividades recreativas8.

Diversos campos del anarquismo y el quehacer social fueron motivo de análisis y escritura para Teresa Claramunt: el anti-clericalismo, el anti-militarismo, la educación libertaria, la solidaridad con los presos, y por supuesto, la emancipación femenina. “La mujer se ha de preocupar por su suerte ―escribía en el periódico Fraternidad―, ha de leer los libros que enseñan, como son las obras ácratas, ha de asociarse con sus hermanas y formar cátedras populares donde aprende a discutir o para ir aprendiendo lo que nos conviene saber. (…) La hermosa acracia, esa idea magna hará justicia a la mujer, para la acracia no existe raza, color ni sexo”9. Teresa Claramunt también incursionó en la dramaturgia con ‘El mundo que muere, el mundo que nace’, trabajo que firmó con el seudónimo de María Sánchez del Valle y que estrenó la Compañía Libre de Declamación, el 14 de marzo de 1896, en el Teatro Circo Barcelonés de la calle Montserrat, rodeado de un contingente de la Guardia Civil10.

El ejercicio político y sindical de Claramunt se desplegó en el contexto de una Catalunya que presentaba un fuerte desarrollo industrial, terreno que propició un nutrido asociacionismo obrero que interactuó con tendencias librepensadoras, anticlericales  y republicanas. En 1868 y por encargado de Mijaíl Bakunin, el italiano Giuseppe Fanelli realizó un viaje propagandístico con la tarea urgente de fundar secciones de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) en España. Durante su estadía, Fanelli fundó núcleos de la AIT en Madrid y Barcelona, a la vez que transmitió por primera vez en España las propuestas revolucionarias del anarquismo colectivista y los principios y finalidades del anarcofeminismo, ideas redactadas en el texto atribuido a Mijaíl Bakunin, "El Programa de la Alianza Internacional de la democracia Socialista", en cuyo primer punto abogaba porla abolición completa y definitiva de las clases y la igualdad social, política y económica de ambos sexos”11.

Fue así como llegaron a España las ideas que influenciaron a Teresa Claramunt y a gran parte del proletariado que se organizó a través de grupos anarquistas de agitación, ateneos, revistas y federaciones anarco-sindicalistas como FRE y luego la FTRE, donde Teresa tuvo una importante participación como organizadora en la industria textil, liderando sindicatos, huelgas, revueltas e infinitos mítines de labor propagandística que cimentaron cultural y orgánicamente a la histórica CNT y a Mujeres Libres, organizaciones protagonistas e impulsoras, junto a la FAI y JJLL, de la revolución anarquista de 1936. Considerando lo anterior podemos constatar que poco y nada de espontaneísmo hubo en la revolución de 1936, y sí muchos años de organización sindical, formación política, difusión y propaganda.

Teresa Claramunt se vio envuelta en una serie de episodios que marcaron toda una época de fuerte persecución contra el anarquismo y el movimiento obrero. En 1893 fue detenida y sometida a un consejo de guerra junto a su compañero Antonio Gurri, criminalizados ambos por ser los supuestos instigadores de las masas tras un acto político en el Teatro Calvo-Vico, donde a Teresa se le había negado el acceso. Claramunt fue entonces condenada a 4 meses de prisión y una multa de 125 pesetas, mientras su compañero fue absuelto por falta de pruebas12. Aquella detención y presidio, marcó el sendero de un largo transitar por juicios, cárcel y destierros.


La bomba del Liceo


A finales del Siglo XIX, el Estado español arremetió con una sanguinaria brutalidad en innumerables ocasiones contra las clases oprimidas y explotadas. Debido a esto, y como una forma de contrarrestar el poder de la burguesía y el Estado, algunos anti-autoritarios actuaron en atentados por motivaciones políticas o deseos de venganza. El 24 de septiembre de 1893, el obrero tipógrafo Paulino Pallás atentó fallidamente contra el capitán general de Cataluña, Arsenio Martínez Campos, con el balance de un muerto y ocho heridos. Como consecuencia de estos hechos, el poder ejecutó a Pallás el 6 de octubre de 189313. El 7 de noviembre del mismo año, el aragonés Santiago Salvador, ―según Teresa Claramunt, ‘desesperado por el fin de su amigo Pallás, y desesperado también por su triste posición económica’14― lanzó dos bombas Orsini mientras se representaba una ópera en el Teatro Liceo de Barcelona, imponente establecimiento de la Rambla frecuentado por la burguesía. De las dos bombas sólo una explotó, resultando una veintena de personas muertas. Rápidamente se desató una ola de represión y fueron detenidos cientos de anarquistas, entre ellos Teresa Claramunt, quien fue conducida a los calabozos de Montjuïc y poco después puesta en libertad15. No corrieron la misma suerte los anarquistas Archs, Sabat, Sogas, Siserol, Codina y Cepezuelo16, quienes fueron ejecutados por el Estado el 21 de mayo de 1894 en el Castillo de Montjuïc. Otros tantos fueron sometidos a largas condenas17. Santiago Salvador, quien logró escapar luego de la explosión, fue apresado en enero del año siguiente en Zaragoza y finalmente ejecutado por la burguesía con el método del garrote vil. Luego de la bomba al Teatro Liceo, un fuerte ambiente de satanización contra las ideas de acracia y libertad reinó en Catalunya y particularmente en la ciudad de Barcelona. Como suele suceder en estos casos, hubo personas que por el miedo unos y por malas interpretaciones otros, reaccionaron no desligándose del acto sino que rechazando el mote de anarquistas o directamente, renegando del anarquismo. Ante esto, la revolucionaria de Sabadell escribió:


Muchas veces oigo aberraciones como las siguientes: «Yo era anarquista; pero desde el hecho del Liceo, dejé de serlo». (…) Esos anarquistas que dejaron de serlo por tal o cual causa, y esos otros que han forjado un molde para que de él salgan los anarquistas derechos y perfectos, me hacen mucha gracia. Yo dejé de ser católica, no por las pillerías de algunos curas o gente católica sino porque al tener uso de razón comprendí que el catecismo católico era muy inferior a mi moral y a mis aspiraciones y aunque todos los católicos fueran buenos yo sería atea”18.


El proceso de Montjuïc


Tres años después de los hechos del Teatro Liceo, una nueva escalada represiva marcará tristemente la historia del movimiento obrero y anarquista: El Proceso de Montjuïc, una de las mayores persecuciones de todos los tiempos dirigidas por el Estado y la burguesía contra el anarquismo. El domingo 7 de junio de 1896, en la calle de Canvis Nous de Barcelona, al paso de la procesión religiosa del Corpus, estalló una bomba que causó seis muertos y más de cuarenta heridos de diversa gravedad. Ante esto, se desató una ola gigante de represión. En la cacería contra los libertarios hubo más de 400 detenidos19, entre los que se encontraba el matrimonio Claramunt-Gurri, quienes fueron apresados por la Guardia Civil el 14 de junio de 1896 en su casa de Camprodón (Girona). Las consecuencias del Proceso de Montjuïc  fueron devastadoras, el movimiento anarquista en Catalunya fue casi completamente desarticulado. Junto con encarcelar y desterrar a compañeras y compañeros, el poder clausuró revistas como El Productor, La Tramontana y Ciencia Social20. Entre los represaliados no solo había anarquistas, también se encontraban dirigentes sociales de diferentes tendencias. Muchos de los detenidos fueron deportados y otros llevados al Castillo de Montjuïc, donde sufrieron horribles torturas y toda clase de vejámenes. Teresa en un primer momento fue conducida a la cárcel de mujeres de calle Amalia, donde permaneció tres meses bajo la custodia de monjas carceleras21, para posteriormente ser trasladada hasta el cerro de Montjuïc, la montaña maldita. A Claramunt le esperaba un calabozo ‘malísimo, húmedo, lleno de ratones y moscas, el jergón tenía muchos piojos y otros insectos repugnantes’22.

El Juicio se desarrolló a puerta cerrada entre el 11 y el 15 de diciembre de 1896. A pesar de que se buscaba la ejecución 28 personas, finalmente el Estado fusiló el 4 de mayo de 1897 a cinco anarquistas: Ascheri, Más, Nogués, Molas y Alsina. A otros 57 anarquistas se condenó a cadena perpetua, entre ellos figuró Claramunt como la única mujer23. De este modo lo relató luego Teresa Claramunt: "Los oficiales dieron la orden de fuego. Los soldados dispararon contra sus propios hermanos, desheredados como ellos. En el espacio envuelto entre el humo de las detonaciones se multiplicaba este grito de las víctimas: ¡Somos Inocentes! ¡Viva la Anarquía! ¡Muera la Inquisición!" 24.

Meses más tarde el Estado, desprestigiado y presionado por campañas de solidaridad anti-autoritaria, concedió a muchos de los represaliados en El Proceso de Montjuïc, conmutar las condenas por el exilio. Algunos fueron a París, otros a Londres, como es el caso de Teresa Claramunt, quien se detuvo un tiempo en aquella ciudad para luego trasladarse a Francia, desde donde vuelve a Barcelona en 1898. Desde allí continuó su incansable actividad como militante anarcosindicalista, agitadora antiautoritaria y articulista de la prensa ácrata, destacándose como editora de los periódicos anarquistas El Rebelde y El Productor.


El feminismo en Teresa Claramunt


Para Teresa Claramunt, la profunda desigualdad que existe entre hombres y mujeres no se debe a causas naturales sino que es consecuencia de la organización capitalista y patriarcal de la sociedad, en donde gobierna el machismo, el poder del clero, la propiedad privada, el látigo del salario y el Estado. Sociedad mercantil donde las mujeres son peor pagadas que los hombres y muchas veces se ven obligadas a casarse o recluirse en conventos  a cambio de una supuesta protección. En este orden social jerárquico, la mujer obrera es doblemente oprimida, tanto por la dominación masculina como por la opresión del capitalismo. "En el taller se nos explota más que al hombre, en el hogar doméstico hemos de vivir sometidas al capricho del tiranuelo del marido, el cual por sólo el hecho de pertenecer al sexo fuerte se cree con el derecho de convertirse en reyezuelo de la familia" 25.

Teresa Claramunt por momentos puede consentir la idea de que los hombres poseen, en general, mayor fuerza física que las mujeres, sin embargo, ello no es una razón de peso ―o éticamente válida desde la subjetividad anarquista― para admitir la superioridad de los hombres, ya que “en el orden moral la fuerza se mide por el desarrollo intelectual, no por la fuerza de los puños. Siendo así, ¿por qué se ha de continuar llamándonos sexo débil?” 26.

En una interesante reflexión acerca de la organización política general de la sociedad, Teresa Claramunt reconoció que ya no vivimos una época en que la fuerza muscular individual asegure el poder político. En el actual estado de cosas, el poder se concentra y distribuye a través de una compleja red de vínculos burocráticos y legales desde la organización jerárquica y piramidal del Estado y sus organismos específicos de represión. Bajo este orden, ―o desorden como diría Piotr Kropotkin― poco importa si los que dirigen el Estado son físicamente fuertes o se encuentran de escasa vitalidad. “Si existiéramos en la época en que la fuerza muscular era signo de poder al cual se sometían los de débil construcción orgánica, claro está que las mujeres seríamos inferiores ya que la Naturaleza ha tenido el capricho de someternos a ciertos periodos que debilitan nuestras fuerzas musculares y hacen que nuestro organismo esté más propenso a la anemia. Mas hoy, por fortuna, ningún poder, ningún valor se le reconoce a la fuerza muscular. En el orden político, una mujer endeble, un niño enfermizo, un neurótico, un tísico o un sifilítico son elevados por la ignorancia a los más altos sitios del poder para dirigir desde allí la nave del Estado”27.

Una importante causa de la dominación de la mujer estriba, según Claramunt, en el absurdo y falso principio de la superioridad masculina. Sobre dicha falsedad se fortalece la sociedad patriarcal que a su vez ha facilitado la organización de una sociedad dividida en clases. La dominación del hombre por sobre la mujer en el ambiente familiar es una práctica que naturaliza las relaciones de dominación en otros ámbitos de la sociedad. Una vez el hombre, padre de familia o marido se acostumbra a dominar, extiende estas prácticas al resto de la sociedad. La familia patriarcal es, por tanto, un importante factor de disciplinamiento que propicia el desarrollo de una sociedad injusta y autoritaria. En palabras de Teresa Claramunt, el “falso y perjudicial principio de la desigualdad ha venido imperando hasta nuestros días, extendiéndose hasta caer en el vergonzoso extremo de dividirse los hombres en clases y subdividirse éstas al infinito, por la separación que crea el torpe afán de excederse cada uno a los demás. Una vez cultivados por los hombres los antagonismos de sexo, los frutos habían de envenenar su espíritu, haciéndoles despóticos y tiranos con sus semejantes. Empezaron siéndolo con las mujeres, por ser más fácil, pero luego el afán de dominar les ha hecho feroces”28.

Para Teresa Claramunt, “la mujer es y ha sido para el hombre un ser incapacitado para todo y, salvo muy honrosas excepciones, nadie durante tantos siglos la ha defendido de esa usurpación de facultades. Se la ha considerado como eterno niño”29. Paternalismo como superioridad que a su vez se extiende a los hijos, entre hermanos e incluso hasta las mascotas del hogar. “El padre es el primer jefe, ante él nadie chista, luego sigue la madre con parecidas pretensiones despóticas, y como el mal ejemplo cunde los niños mayores ejercen de mandones con los más pequeños, y éstos se desquitan con el perro, el gato y los muebles, cuando no hay otra cosa. ¿Cuántas veces habremos oído a niños pequeños exclamar con coraje: ¡Ah! cuando yo sea grande?...Terribles consecuencias del odioso afán de superioridad”30.

Claramunt piensa que la mujer no debe esperar que el hombre remedie sus males. Ella misma debe emanciparse a través de la instrucción y la asociación. No obstante, el hombre debe facilitar la liberación de la mujer y no relegarla a un oscuro rincón del hogar, estimulando la participación de las mujeres en las distintas actividades de la vida social. En una conferencia impartida en el Ateneo Obrero de Sabadell, así cuestionaba a sus camaradas: “¿No es verdad compañeros que os gusta hablar de unión y de revolución social? Pues bien, si os gusta voy a dirigirme a vosotros, y empezaré diciéndoos: ¿Cómo que en este Ateneo sois más de 300 que os llamáis anárquicos y somos tan pocas las asociadas?, todos tenéis esposa e hijas o hermanas, pues si sois como os llamáis anárquicos, ¿por qué no la traéis a nuestra federación?”31.

En Teresa Claramunt leemos avanzadas descripciones que se acercan bastante a las actuales críticas contra la héteronorma como bastión de disciplinamiento de la sociedad patriarcal. Héteronorma que se transmite a las personas desde muy temprana edad a través de la asignación de roles diferenciados de acuerdo al sexo y género. Observamos así, como en el temprano feminismo anarquista están, como lúcidamente señala Ana Ortiz32, las bases y expresiones críticas del feminismo del último tercio del Siglo XX. De este modo lo aborda Teresa Claramunt:

“A la mujer se la esclaviza desde la infancia, con pretextos de que a las niñas no les está bien ciertos juegos, juegos que fortificarían sus músculos, pero los padres preocupados por una inhumana moral retienen junto a la madre a la niña que sentadita ha de jugar a mamás con sus muñecas. En el colegio igualmente, la niña recibe una educación mucho más deficiente que el hombre ya que entre rezos y labores le hacen emplear todo el tiempo. Cuando ya mujer, continúa presa en las redes del rutinarismo.

Si ama y no se ha fijado en ella el objeto de su amor, debe ahogar en su corazón ese juego magno, vida de la vida. Sólo al hombre le es permitido exponer el estado de su ánimo, sólo al hombre le es permitido declarar su amor, sólo al hombre le es permitido solicitar al ser por el cual siente afinidad. ¡Cruel privilegio! ¡Inhumana desigualdad!”33.

En el discurso feminista de Teresa Claramunt, la igualdad no significa que todos seamos iguales en el sentido homogeneizante: "La igualdad que queremos los anarquistas no es en lo físico, sino en la satisfacción de nuestras necesidades"34, afirmaba. Dicha noción, típicamente anarcofeminista, supone la igualdad como una relación social que se desarrolla en horizontalidad, donde nadie subyuga al otro y en donde la competencia y la opresión sobre las que se erigen el capitalismo y el patriarcado, son reemplazadas por relaciones sin dominación libremente acordadas.

En 1891 y como consecuencia de la represión durante la huelga general de Zaragoza, Teresa Claramunt fue nuevamente encarcelada y condenada a cuatro años de prisión. Desde entonces su salud, según Soledad Gustavo, empezó paulatinamente a empeorar35. Claramunt murió a la edad de 69 años, el sábado 11 de abril de 1931 en Barcelona, tres días antes de que se declarase la II República. “Teresa Claramunt ha muerto ―escribió Francisco Madrid―. Fue en un momento heroína de la ciudad. Su nombre vagaba por los labios de la gente con la misma devoción que en París se pronunciaba el nombre de Louise Michel”36. A su funeral concurrieron miembros de la FAI y diversas delegaciones de la CNT. Federica Montseny, quien consideraba a Teresa Claramunt su segunda madre, expresó: “¡Teresa, Santa y querida Teresa! Has muerto pero vives en el alma, en el pensamiento, en el corazón de cuantos te quisimos, en el corazón de todos tus hermanos, tus hijos ideales; de todos los que profesamos tu misma fe ardiente y militante en el porvenir del hombre y del mundo, en la anarquía, y que de tu vida, de tu ejemplo, toman savia e ímpetu”37.


Consideraciones finales


Se suele decir bastante a la ligera, que el feminismo ha sido un movimiento que tiene un origen burgués. Entrar en esa discusión de forma integral ameritaría otro artículo. Sin embargo, a través de Teresa Claramunt podemos observar que el feminismo obrero y anarquista no solo existió sino que fue un pilar fundamental en las luchas anarquistas y obreras de fines del Siglo XIX y principios del XX. El anarcofeminismo se expresó no sin la oposición por parte del machismo imperante tanto en el movimiento obrero como en las estructuras de dominación constituidas. A pesar de ello, Teresa Claramunt en conjunto con mujeres como Soledad Gustavo, su compañera y amiga, lograron cimentar las bases ideológicas y culturales del anarcofeminismo de la región ibérica, ideas que pronto llegaron a Sudamérica. De hecho, Teresa Claramunt fue presentada en Argentina por el periódico anarcocomunista, fundado por Errico Malatesta y continuado por Fortunato Serantoni, La Questione Sociale38 y publicada en la región chilena por el diario La Agitación en 190139.

Actualmente la democracia estatal y el parlamentarismo son presentados a través de los medios de comunicación hegemónicos como las únicas formas de organización políticas posibles y deseables, cuando en los hechos estas formas jerárquicas de organización son funcionales a la dominación del capitalismo y el patriarcado. La institucionalización de las luchas, que no es más que la integración de los sujetos políticos al aparataje estatal, ya sea directamente o por subvenciones, ha provocado una fuerte crisis en los movimientos sociales anticapitalistas y feministas40. En el contexto de la región chilena, tal mecanismo de la clase dominante se puede apreciar con nitidez a través de la integración en los organismos gubernamentales de elementos del movimiento estudiantil que protagonizaron la revuelta del 2011. Dicha integración en el aparataje estatal, ha propiciado una fuerte desarticulación y pérdida de capacidad de movilización de las clases oprimidas y explotadas, y por ende, el fortalecimiento del capitalismo liberal y la mercantilización de la existencia.

Recordar las enseñanzas del feminismo y anarco-sindicalismo de mujeres como Teresa Claramunt ―ya sea directamente de su obra o a través de su influencia en el entorno cultural y político de Mujeres Libres y CNT― es fundamental para adquirir las herramientas teóricas, históricas y prácticas para fortalecer la resistencia contra toda forma de dominación. Será a través del anarcosindicalismo, el apoyo mutuo, la organización comunitaria y horizontal que construiremos las bases para abolir el patriarcado y el capitalismo, y no a través del Estado, el parlamentarismo y el electoralismo burgués como nos ‘invita’ el estatismo y la clase dominante a través de la represión y los medios de comunicación. No acabaremos con las jerarquías creando más jerarquías. No acabaremos con la dominación del patriarcado fortaleciendo a instituciones como el Estado y los parlamentos, que si bien son estructuras posteriores a la organización patriarcal de la sociedad, a la vez nutren y fortalecen el patriarcado consolidando y reproduciendo desigualdades y opresiones expresadas en el trabajo asalariado, la propiedad privada, la militarización de los espacios y trayectos, la destrucción del ecosistema, la mercantilización de las relaciones sociales y el control del cuerpo, y sobre todo en el control del cuerpo de la mujer como máquina reproductora de vida y ganancias para la clase dominante. Por todo lo anterior, el feminismo anarquista se posiciona hoy como un campo amplio de batalla contra los patriarcados y dominaciones. Es a través de las relaciones anarquistas que construiremos un mundo libre en igualdad, pero no esa igualdad liberal como seres igualmente dominados por el Estado y el Capital, tampoco esa igualdad entendida como seres ‘idénticos’ unos de otros, sino que como bien sentenció Claramunt, «La igualdad que queremos los anarquistas no es en lo físico, sino en la satisfacción de nuestras necesidades».





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(1)  Silvia Federici en el Libro Calibán y la Bruja, desarrolla el concepto de Patriarcado Salarial o también llamado Patriarcado del salario. Lo explica como el proceso de exclusión de las mujeres del salario y que a su vez propició más poder a los hombres sobre las mujeres. La proliferación del trabajo asalariado generó la falsa idea de que el trabajo doméstico y reproductivo no es un trabajo, cuando en la práctica es un trabajo fundamental para el desarrollo económico. Este proceso no solo se expresó en los trabajos asalariados sino que también en las relaciones monetarias del artesanado, "política, que hacía imposible que las mujeres tuvieran dinero propio, creó las condiciones materiales para su sujeción a los hombres y para la apropiación de su trabajo por parte de los trabajadores varones". (Silvia Federici, El Calibán y la Bruja)
(2) Teresa Claramunt, La virgen roja barcelonesa - María Amalia Pradas Baena (Pág. 28) De ahora en adelante: TC, Lvrb, Mapb.
(3) Teresa Claramunt. Des de l’altra banda de la «perfecta casada». La dona sotmesa al «tirano de blusa y alpargata» – Laura Vicente Villanueva https://patagonialibertaria.files.wordpress.com/2015/01/teresa-claramunt191192-263616-1-pb.pdf
(4) TC, Lvrb, Mapb, Pág. 23.
(5)  La asociación de la muger, Los Desheredados, Sabadell, 1-XI-1884, TC, Lvrb, Mapb, pág. 164
(6) Ibíd.
(7)  “La compañera Teresa Claramunt y con admirable sentido práctico propuso un medio de comunicarse: la enseñanza mutua sin gastos ni dilaciones, reducidos a que por turnos y en las primeras cuatro horas de la mañana de cada día festivo pasen las compañeras de cada calle a casa de la que estando más instruida dirija a las demás, así en labores como en administración de casa, lectura, escritura, cuentas, etc. Esta valerosa catalana mereció el aplauso unánime de las compañeras, aprobándose su proposición”. (Ibíd.)
(8) TC, Lvrb, Mapb, Pág. 111
(9) A la mujer –Fraternidad, Gijón, 23-X-1899  (TC, Lvrb, Mapb, Pág. 186)
(10)“Según informa La Tramontana (20 de marzo de 1896), el estreno de la obra fue una  auténtica «fiesta proletaria», y la representación tuvo lugar con el local rodeado por las fuerzas de la Guardia Civil; una vez finalizado el acto, desde el Gobierno Civil se determina la detención de la autora, que no prosperó inicialmente, pero que se produciría unos meses más tarde al ser detenida en Camprodon por la supuesta implicación en el atentado de Canvis Nous (Ibíd. Pág. 120)
(11)Programa y Estatutos de la Alianza de la Democracia Socialista – Mijaíl Bakunin: “Este texto, muy influenciado por Bakunin y sus compañeros, fue la base de la creación de la Internacional en España entre 1870 y 1872. De hecho, es casi una traducción literal del “Programa de la Alianza Internacional de la democracia Socialista” creada en 1868 (documento traído por Fanelli a España) reproducido por James Guillaume en el tomo I de “L’Internationale”, pp. 132-133, en 1905” Frank Mintz  https://miguelbakunin.wordpress.com/2008/07/24/programayestatutos/
(12)TC, Lvrb, Mapb (Pág. 47)
(13)Ibíd. (Pág. 49)
(14)Bombas patronales – Por Teresa Claramunt (Compilado en TC, Lvrb, Mapb, Pág.  239)
(15)TC, Lvrb, Mapb (Pág. 49)
(16)Desde la inquisición al terrorismo - El Rebelde, Barcelona, 14-III-1908 (Compilado TC, Lvrb, Mapb, Pág. 295)
(17) Ejecuciones en Montjuïc – Página de CNT Puerto Real http://puertoreal.cnt.es/bilbiografias-anarquistas/4667-ejecuciones-en-montjuic.html
(18)Suplemento de la Revista Blanca, núm. 56, Madrid, 9-VI-1900  (Compilado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 131)
(19) Antología Documental del Anarquismo Español Volumen 1:De la Primera Internacional al Proceso de Montjuic (1868-1896) III.2 (Pág. 60)
(20)Teresa Claramunt, La virgen roja barcelonesa - TC, Lvrb, Mapb, Pág. 50)
(21)Las mujeres anarquistas y la represión de fines del siglo XIX en Barcelona (1893-1900) Antoni Dalmau i Ribalta
(22)Fragmento del relato de Teresa Claramunt de su estancia en el castillo de Montjucïc, recogido en: SEMPAU, Ramón, op. cit., pp. 383-390. (Citado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 52.
(23) El resultado de la sentencia en: BO I SINGLA, I., op. cit., pp. 147-150. (Citado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 55. 
(24)El Productor, Barcelona, 29-III-1905 (Compilado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 264) 
(25)A la mujer – Por Teresa Claramunt, Fraternidad, Gijón 23-X-1899- Compilado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 186)
(26)Ibíd.
(27)Ibíd.
(28)La mujer, Consideraciones generales sobre su estado ante la prerrogativa del hombre – Por Teresa Claramunt. Biblioteca de El Porvenir del Obrero, S.A., Mahón, 1905 –(compilado en  TC, Lvrb, Mapb, Pág. 199)
(29)Ibíd.
(30)Ibíd.
(31) Conferencia impartida en el Ateneo Obrero de Sabadell. Los Desheredados, Sabadell, 13-II-1885 (compilado en  TC, Lvrb, Mapb, Pág. 166)
(32) Video-conferencia ‘Cátedra de Pensamiento Anarquista: Anarcofeminismo y Heteropatriarcado’ http://www.portaloaca.com/videos/charlas/9457-video-catedra-de-pensamiento-anarquista-anarcofeminismo-y-heteropatriarcado.html
(33) ‘De la mujer’, por Teresa Claramunt. Humanidad Libre, Valencia, 8-III-1902 , Compilado en  TC, Lvrb, Mapb, Pág. 193)
(34)Teresa Claramunt - Igualdad - El Porvenir del Obrero, Mahón, 27-III-1906 (Compilado en  Ibíd. Pág.  282)
(35)Revista Blanca. Barcelona, 1. Mayo 1931 (Disponible Hemeroteca Digital ‘Biblioteca Nacional de España’ http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002923086& )
(36)«La Virgen Roja», Por Francisco Madrid, La Noche, Barcelona, 11-IV-1931. (Citado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 94)
(37)«Teresa Claramunt, o una vida heroica», Por Federica Montseny, El Luchador, 24- IV-1931. (Citado en C, Lvrb, Mapb, Pág 94)
(38) La Questione Sociale, periódico fundado por Errico Malatesta, inicialmente en Italia y luego en Argentina por el mismo Malatesta. Posteriormente será re-editado en Argentina por Fortunato Serantoni. En sus páginas se  señalará en 1894: “De ahora en adelante la sección castellana de la Questione Sociale habrá por colaboradores los principales escritores anarquistas de España, entre ellos los compañeros Juan Montseny, José Prat, Ricardo Mella, Anselmo Lorenzo, y nuestras valientes compañeras Soledad Gustavo, de Reus, y Teresa Claramunt, de Barcelona”. (La Questione Sociale: rivista mensile di studi sociali, nro. 6, 15 de diciembre de 1894.) Citado por Laura Fernández Cordero en «Queremos emanciparos: anarquismo y mujer en Buenos Aires de fines del XIX» Revista Izquierdas, III, 6 (2010) https://patagonialibertaria.files.wordpress.com/2014/12/queremosemanciparos.pdf
(39)Diario La Agitación. Chile: 1901. Mujeres anarquistas del 1900. Teresa Claramunt:  "De molde”   https://www.nodo50.org/mujerescreativas/Teresa%20Claramunt.htm
(40) Para profundizar al respecto, recomiendo consultar el libro ‘Revolución en Punto cero’ de Silvia Federici.





En este Periódico Teresa Claramunt publicó el escrito 'De la Mujer'




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